domingo, 24 de agosto de 2008

Magdalena Aicega, la ceremonia del adios

Faltaban 10 segundos para el cierre y a María Magdalena Aicega se le nublaron los ojos con las lágrimas. Rossi y Margalot pasaban a su lado y le daban palmadas. Y la alentaban mientras Alemania salía desde el fondo y buscaba el descuento sabiendo que ésta vez no subiría al podio olímpico por culpa de Las Leonas. Vino el flick que se fue largo y ella, la capitana, la dueña de la camiseta número 3, se dejó caer en el círculo, esa misma área que defendió durante 14 años desde aquel debut en el Mundial de Dublin 94, cuando Rodolfo Mendoza apostó por esa chica de trenzas y vicha roja para suceder a Marisa López en el puesto de stopper. Faltaban un par de segundos pero Aicega era llanto puro mientras Margalot la cubría con su cuerpo arriba de las dos se dejó caer el resto. Recibió uno y mil abrazos, uno y mil besos y una y mil felicitaciones, hasta de la propia delantera holandesa Fatima Moreira de Melo a punto de empezar la entrada en calor antes de la final con China.

"Llegué feliz al seleccionado y me voy feliz del seleccionado". Esa fue la primera frase de Aicega, todavía con los ojos llenos de emociones y de recuerdos y con la bandera argentina firmada por sus compañeras y el cuerpo técnico que recibió como regalo antes del partido apoyada sobre sus hombros, absorbiendo las últimas gotas de transpiración.

—¿Cómo pudiste jugar en un gran nivel en un día así?

—Era un partido con muchas emociones para mí. Esas emociones no nos iban a llevar a ganar el partido ni mucho menos. Por eso había que estar fría de la cabeza y con el corazón caliente, como nos gusta estar. Me voy feliz, por el grupo, por la medalla y por mis amigas de todos estos años de Selección.

—En la charla previa que vos siempre les das a las chicas, no pudiste hablar.

—Así es. Lo único que dije fue que disfrutáramos el partido y que nos divirtiéramos adentro de la cancha. Después aparecieron las chicas para bancame y hablaron Mechi y Lucha por mí.
—¿Qué dejaste en la Selección?

—Yo le di todo como el hockey me dio todo a mí. Pero en realidad me gustaría haberle dejado los valores que a mí me inculcaron y que hacen al deportista. Más allá de la calidad de las jugadoras que tenemos lo importante son los valores, como la esencia que conseguimos.

—¿Cuáles son los recuerdos más lindos y los más feos?

—Como lindos, tengo todo lo que me pasó con esta camiseta. Y los más feos tienen que ver con las personas, con cada convocatoria cuando a alguna compañera, como Gaby Aguirre o Laurita Aladro en este caso, le quedaba quedarse afuera de un torneo.

"Voy a extrañar toda esta adrenalina pero ya está. Es el final", reafirmó. Después dijo que en Belgrano jugará hasta que se aburra y que quiere dedicarle tiempo a su familia. Ahí, entonces, se fue con más lágrimas. Pero feliz, como ella quería.


1 comentario:

Anónimo dijo...

magui sos la mejor.. sinceramente.. hice un cuaderno dedicado a las leonas y uno de mis sueños es poder ver que lo leas y entregartelo mano a mano